De un tiempo a esta parte noto cada vez más que mis listas de tareas (el To Do diario) no se cumple. La razón es que cada vez tengo más tareas imprevistas, que te llegan sin avisar, que no las podías prever.
Esto es muchas veces inevitable. Debemos minimizar el impacto que tenga todo lo que nos interrumpa para aumentar nuestra productividad y para ser dueños de nuestro tiempo.
Si miramos el correo cada poco tiempo, o movil o recibimos llamadas constantemente los demás dispondrán de nuestro tiempo y no seremos capaces de llevar a cabo nuestras tareas y, a la larga, nuestros objetivos.
Aún así, intentando minimizar las interrupciones que no aportan nada en tu productividad, veo que cada vez realizo más tareas que no están en mi lista diaria.
Son tareas que no son simples interrupciones sino que aportan valor, son importantes, hacen que otras personas puedan avanzar y ayudan al objetivo de la empresa y por lo tanto al mío y merece la pena hacerlas, eso sí, son imprevistas.
Al terminar el día, muchas veces tienes la sensación de salir de una guerra. Ves lo que tenías para hacer hoy y lo poco que has podido tachar y todo lo que tienes que mover y te sientes poco productivo. Sin embargo, has hecho mucho y puede haber sido un día muy productivo.
Por eso he decidido escribir otra lista que es la lista de tareas que he ido haciendo aunque no estuvieran en mi planning inicial. Como es habitual, no soy el más original y he visto que a otros ya se les había ocurrido, la llaman la lista Anti To-Do.
El ir escribiendo no sólo lo que tienes que hacer sino lo que has hecho, tiene la virtud de que te sientes más productivo, puesto que vas tachando tareas y ello te hace sentir mejor contigo mismo.
Además te hace ver el balance que debe existir entre las tareas que habías previsto y lo que finalmente has terminado haciendo. Puedes ver si las tareas que son imprevistas están alineadas con tus objetivos y si contribuyen a tu empresa o también si estás teniendo demasiadas tareas imprevistas y debes priorizar las proactivas.