El consejo que daba el otro día François Derbaix en SmartMoney (“Mi consejo a los emprendedores es que no haga casos a los consejos. Prueba, mide y aprende” – François Derbaix) me hacía pensar en esto:
Algo con lo que me he topado últimamente :
Un comercio online que busca crecer. Un emprendedor obsesionado por las métricas y el porcentaje de conversión.
El emprendedor plantea diferentes mejoras para convertir más, para que ese embudo sea más efectivo, le preocupa que pocos de los que llegan a su web compren, aunque sea un 3% (que ya es una conversión alta).
Se preocupa por consejos que le han dado, temas como «one step checkout», mejoras mínimas en el copy, tunear los colores, etc… Todo son cosas que están muy bien, que sirven para perfeccionar ese embudo que hace que al final compren.
Y te planteas, pero, ¿cuántos son los que llegan a la web? ¿Cuántos son los que llegan a ese embudo? Entonces empiezas a ver las cosas claras.
Recibe 200 visitas diarias a lo sumo.
Por muy eficiente que hagas el embudo, necesita más caudal de agua a la entrada. Ese es el punto en el que hay que poner el foco y empezar a trabajar.
Después ya optimizarás la web en cuanto a estilo y funcionalidad. Todo lo demás hará que tengas la mejor máquina de conversión(web) del mundo esperando a que alguien pase por ahí algún día.
Preoptimización.
Como dice François, busca el foco del problema y prueba, mide, aprende, prueba, mide, aprende hasta que ese caudal sea mayor.
La gran mayoría de ecommerce que he visto funcionar realmente bien no son la perfección en cuanto al diseó y funcionalidad web. De hecho empiezan con webs muy normalitas. Lo que tienen es un buen producto, un buen encaje del producto/mercado, una propuesta de valor diferente, con buenas ventajas competitivas que aportan valor al cliente.
Después, al de tiempo, se preocupan de darle una vuelta a la web e irla mejorando para aumentar su conversión.