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Hace unas semanas pude asistir al Foro de Sitka Capital. La verdad es un privilegio poder ver pitches de buena calidad y proyectos e ideas muy interesantes.

En algunos casos, la idea era casi solamente eso, una idea. Estaban empezando y todavía no se le podía casi llamar startup o proyecto, en otros la idea había tomado forma, el equipo estaba creado y estaban facturando o a punto de facturar.

Me descubrí a mi mismo descartando rápidamente algunas de esas ideas. Simplemente me parecían que no podían funcionar. ¡Me sorprendió que de forma tan rápida pudiera descartar las ideas de los demás!
Siempre he sido una persona que tiene ideas de negocio y la verdad es que siempre ha tratado esas ideas con respeto. Las apunto, las investigo, las dejo germinar, les doy la vuelta y a veces de ahí surge algo nuevo, como Ignice. Otras tantas veces no fructifican.

A pesar de esto, me estaba permitiendo juzgar rápidamente las ideas de los demás.

Recordé una cita de Jonathan Ive respecto a Steve Jobs:

…Como Steve adoraba las ideas y adoraba hacer cosas, trataba el proceso de creatividad con una reverencia especial. Sabes, creo que él como ningún otro entendía que aunque las ideas pueden llegar a ser muy poderosas, empiezan como pensamientos frágiles, casi no formados, fáciles de pasar desapercibidos, fáciles de ser menoscabados y tan fácilmente aplastados.

Por eso me dije: «Dale unos minutos a la idea. El que te la cuenta seguro que le ha dedicado tiempo, más años de su background para llegar a ella.»

La verdad es que no hay cosa más sencilla que gastar el dinero de otros y descartar una idea.

Ambas podrían darse en ese mismo espacio, un foro de inversión.

Descartar una idea es sencillo porque no lleva ningún trabajo. La puedes ignorar, reírte de ella, buscarle pegas. Es sencillo. Lo difícil es protegerla, pensarla marinarla, explorarla e intentarla. La idea correcta puede empezar como la idea equivocada.

La siguiente vez que veas a alguien hablar sobre una idea, hacer un pitch o sugerir una idea, dale unos minutos. Haz una escucha empática, piénsala un poco antes de ponerle pegas, antes de decir que es demasiado difícil o demasiado trabajo.